Pidámosle a Jesús de Nazaret que abra también nuestros oídos a este mensaje hermoso que transforma la vida y que está metido, e incrustado en las entrañas de la Palabra. Pidamos le a Jesús también nos permita ser fieles a la enseñanza de sus palabras, pero no sin antes haber hecho experiencia de vida en nosotros. Te pedimos Señor que abras nuestros oídos y que abras también nuestra boca para proclamar dignamente el mensaje de tu Reino. Así sea.