Hermanos y hermanas, cuarenta días, un itinerario completo para que nosotros podamos preparar, purificar y hacer de nuestra vida algo que le agrade al Señor. Se acerca el misterio Pascual, se acerca la Vigilia Pascual, la resurrección del Señor, preparémonos entonces para que cuando lleguemos a este día estemos listos y agradables al Señor. Dios los bendiga siempre.
Señor Jesús, ayúdeme a controlar a mis pasiones, y entrar profundamente en el espíritu cuaresmal al recibir la ceniza mañana, y celebrar con renovada fe su pasión y muerte en la cruz, y su gloriosa resurrección a la vida nueva. Amen.
Pero a veces nos aferramos tanto a situaciones o personas que no somos capaces de entrar al reino, y quedamos con un mensaje de esperanza, para Dios nada es imposible.
Roguémosle a Dios que nos dé un corazón sincero, lleno de humildad y amor. Es una buena preparación para la Cuaresma.
Señor, quiero ser merecedor de entrar a tu Reino. Me doy cuenta que las condiciones para entrar son exigentes, porque tienen que surgir de un amor total, por Ti y por los demás. Conoces mi inmadurez y mi egoísmo infantil, mi deseo de decir «sí»... para hacerlo mejor hasta mañana y luego otro hasta mañana y así sucesivamente; por ello suplico la intercesión de María Santísima, para que sepa abandonarme como un niño en su regazo, y su amor fiel y constante, me estimule a querer crecer en amor.
Señor, ayúdanos a ser verdaderos amigos como lo era Jesús: estar siempre presentes en los momentos más difíciles de la vida de los demás, a valorar aún más a nuestros allegados, a considerar a nuestros amigos y pareja como un tesoro, a poderles mostrar lo que significan en nuestras vidas y a siempre agradecerles por estar con nosotros cuando más lo necesitamos. Amén.
Roguémosle a Dios que nos conceda, la gracia de no tener miedo a la cruz, al testimonio en verdad, pues sólo así seguiremos siendo discípulos y juntos, podamos participar de la vida eterna. Amén.
Pedimos a Dios que nos ayuda a actuar con mucha sabiduría en nuestra vida todos los días porque somos hombres y mujeres sabios … por Jesucristo nuestro Señor….. Amen.
Ahora los quiero invitar para que pidamos al Señor un corazón humilde, un corazón bondadoso, lleno de amor y de ternura como es un corazón de un niño, par que así podamos amar, podamos servir y podamos ser solidarios con nuestros hermanos para así encontrar la verdadera riqueza, la verdadera grandeza que está en el amor de Dios y está en el compartir con los demás. Amén.
Hoy también, hay muchos males que son mayores que nuestra capacidad de enfrentarlos: violencia, hambre, drogas, guerra, falta de empleo, división familiar. Pidamos al Dios de la Vida que nos de la fortaleza para que nuestra fe y acción sean un aporte a trasformar estas realidades del mal y que poco a poco nuestros compromisos por el Reino sean capaces de seguir aportando en la construcción de un mundo más justo y humano. Amén.
Roguémosle a Dios que nos conceda, la gracia de saber amar con un corazón que, lleno de Dios, se convierta en signo de unión y de paz para todos los pueblos.
Mis hermanos y hermanas, dirijámonos a nuestro Señor Jesucristo con una oración para terminar nuestra reflexión: Señor Jesús, tu que viniste al mundo para revelar el amor incondicional de Dios a nosotros los hombres, ayúdanos a conocerte más cada día, como tus discípulos, para saber expresar siempre con un corazón lleno de amor por ti, que tú eres el Mesías; el Hijo del Dios vivo. Amén
Concluyo con la oración colecta de la misa de hoy que dice así:...Te rogamos, Dios todopoderoso, que no permitas que seamos sacudidos por perturbación alguna, ya que nos has edificado sobre la roca de la confesión apostólica. Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Ayúdanos, Señor a tomar más en serio nuestra fe y a renovar nuestra alianza contigo, en la práctica diaria de nuestra fe. Que no solo te confesemos con nuestros labios, sino, sobre todo con el testimonio de nuestra vida de entrega e imitación a ti. Recibe nuestra súplica y alabanza, oh Señor. ¡Amén!
Entonces, así como el ciego nosotros podemos llegar también a ver muy bien, pero si nos dejamos guiar por el Señor. Por esto démosle gracias al Señor por esto y pidámosle que nos ayude a que cada día nuestra conversión sea mejor. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.
Señor Jesús, con tu gracia y la luz de tu Santo Espíritu, ayúdanos a no dejarnos contaminar y corromper por todos los que están en contra tuya y de tu Santa Iglesia. Que sepamos que aun con nuestros defectos tu Señor puedes hacer de nosotros instrumentos de gracia para traer a otros a tus pies, siempre y cuando, tengamos un corazón puro y sencillo para recibir tu mensaje y obedecer tu voluntad. Amén.
Hermanos y Hermanas las señales que Dios nos da de su poder son indiscutibles, pero aun así estamos en constante lucha en contrarrestar el poder de Dios, pedimos pruebas más contundentes para poder creer en él; pongamos en oración para pedirle a Dios nuestro Señor que perdone nuestras arrogancias y desdenes, que nos tome de la mano, nos ayude a remar hasta el otro lado del lago pero que confiando en su misericordia nos ayudara a continuar remando con serenidad, paciencia y comprensión. Amen
Roguémosle al Señor que nos conceda la gracia de dejar los criterios de felicidad del mundo, y a buscar aquellos que nos enseña el Señor, para así encontrar la verdadera felicidad, en esta vida. Amen.
Jesús, alimenta mi alma que tiene hambre y sed de Ti. Deseo que mi unión contigo sea más que una ilusión o un deseo, que sea una realidad concreta sobre la que gire toda mi vida. Ayúdame a comprender la grandeza de tu amor porque siempre estás al pendiente de toda mi vida, aun de los aspectos materiales. Hoy vengo a buscarte en este momento de oración, sabiendo que te puedo encontrar. Por Jesucristo Nuestro Señor. AMEN
Pidámosle a Jesús de Nazaret que abra también nuestros oídos a este mensaje hermoso que transforma la vida y que está metido, e incrustado en las entrañas de la Palabra. Pidamos le a Jesús también nos permita ser fieles a la enseñanza de sus palabras, pero no sin antes haber hecho experiencia de vida en nosotros. Te pedimos Señor que abras nuestros oídos y que abras también nuestra boca para proclamar dignamente el mensaje de tu Reino. Así sea.
Con el salmo de este día te alabamos Señor confirmando tu promesa a nosotros: “Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le ira bien.” Gracias amadísimo Señor Jesus, te pedimos nos unas en tu amor.
Amen.
Padre lleno de bondad, te pedimos que sanes nuestros corazones de toda aquella enfermedad espiritual que nos aparta de ti. Permítenos participar de la alegría de tu Reino a través de nuestra conversión, para que toda expresión que salga de nuestro corazón sea un reflejo de tu amor. Te lo pedimos por tu Hijo, Jesucristo en la comunión del Espíritu Santo. Amén.
Padre del cielo, ayúdanos a saber cómo agradarte, como servirte, por medio del amor y la misericordia con los demás, y no tratando de imponerles nuestras ideas muchas veces opresoras, convirtiendo así nuestro servicio a ti y a tu iglesia en puro precepto humano y rutina. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
eñor Jesucristo, que para redimir a los hombres y sanar a los enfermos quisiste asumir nuestra condición humana, mira con piedad a quienes están enfermos y necesitan ser curados en el cuerpo y en el espíritu.
Reconfórtalos con tu poder para que levantes su ánimo y puedan superar todos sus males; y, ya que has querido asociarlos a tu Pasión redentora, haz que confíen en la eficacia del dolor para la salvación del mundo.
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Hoy también para nosotros es la ocasión para recordar como cristianos, como bautizados hemos sido llamados a una misión particular, que a ejemplo de Isaías, de Pablo, de Pedro, de Santiago, de Andrés recordemos que anunciamos el Reino, que seguimos a Jesús y con ello esperamos ser fieles a la obra de Dios. Como dirán los profetas no nos tenemos que preocupar por el éxito de la misión, nos tendremos que preocupar es por ser fieles a Dios. El éxito lo dará Dios no nosotros.